Poca gente conoce el valor y la importancia del trabajo de un traductor hasta que se ve en la necesidad de usarlo. Es común escuchar el argumento de que cuando se trata de traducir el uso de Google Translator, Word Lens y otras aplicaciones similares que traducen textos de forma automática, es más que suficiente.
La tecnología ha evolucionado de tal forma y tan rápidamente que en los últimos años hemos visto con frecuencia la aparición de máquinas o programas que sustituyen a personas en sus trabajos. Para muchos la tecnología está destruyendo trabajos a un ritmo mucho más acelerado del que los está creando. Parece que estamos empezando a vivir en una película de ciencia ficción a lo Stephen King, donde las máquinas poco a poco toman el control de nuestras vidas, incluyendo nuestros trabajos.
Para el profesor Erik Brynjolfsson de la Escuela Sloan de Administración y Dirección de Empresas del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT) “… el progreso tecnológico sirve para hacer crecer la economía y crear riqueza, pero no existe ninguna ley económica que afirme que todo el mundo se beneficiará de ello». Es decir, que es probable que en la carrera del hombre contra las máquinas algunos ganen mientras muchos otros pierdan. En nuestra opinión, los traductores no serán de los que pierdan.
A pesar de la aparición en años recientes de múltiples herramientas de traducción automática gracias a los avances tecnológicos, el oficio del traductor sigue y seguirá siendo de vital importancia para las comunicaciones globalizadas. Luego de haber probado varias de estas herramientas en el pasado podemos concluir que ninguna máquina hasta ahora es capaz de traducir al idioma meta con la fidelidad y naturalidad que puede aportar el ser humano, y particularmente un traductor formado y con experiencia. Y es que los algoritmos cada vez más complejos que se han creado para tratar de sustituir el trabajo del traductor son poco certeros a la hora de traducir por ejemplo, expresiones propias del idioma origen o refranes populares que tienen su equivalente en distintas culturas pero usando otras palabras; tampoco logran modificar exitosamente la estructura gramatical de una frase para que pueda leerse con naturalidad en el idioma meta. Muchas veces tampoco tienen éxito cuando se trata de traducir términos con varias posibles acepciones que dependiendo del contexto requieren la escogencia de una u otra opción. Todas estas situaciones requieren un proceso de análisis a nivel contextual y lingüístico que solo un ser humano puede ejecutar.
Es posible que estas herramientas vayan perfeccionándose o afinándose con el tiempo. Pero en todo caso, estamos completamente seguros de que la inteligencia artificial a nivel lingüístico nunca podrá sustituir el valioso e importante aporte del traductor cuando se trata de transformar de forma precisa y natural un texto de un idioma a otro. Sin duda, y a pesar de que en el futuro las máquinas puedan llegar a tomar control sobre varios aspectos de nuestras vidas y de nuestros trabajos, el traductor, uno de los oficios más antiguos del mundo, logrará sobrevivir y continuará haciendo lo que mejor sabe hacer: seguir facilitando la comunicación de ideas entre distintos idiomas dentro de un mundo cada vez más globalizado.
LOS TRADUCTORES SOBREVIVIRÁN A LA REBELIÓN DE LAS MÁQUINAS
Poca gente conoce el valor y la importancia del trabajo de un traductor hasta que se ve en la necesidad de usarlo. Es común escuchar el argumento de que cuando se trata de traducir el uso de Google Translator, Word Lens y otras aplicaciones similares que traducen textos de forma automática, es más que suficiente.
La tecnología ha evolucionado de tal forma y tan rápidamente que en los últimos años hemos visto con frecuencia la aparición de máquinas o programas que sustituyen a personas en sus trabajos. Para muchos la tecnología está destruyendo trabajos a un ritmo mucho más acelerado del que los está creando. Parece que estamos empezando a vivir en una película de ciencia ficción a lo Stephen King, donde las máquinas poco a poco toman el control de nuestras vidas, incluyendo nuestros trabajos.
Para el profesor Erik Brynjolfsson de la Escuela Sloan de Administración y Dirección de Empresas del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT) “… el progreso tecnológico sirve para hacer crecer la economía y crear riqueza, pero no existe ninguna ley económica que afirme que todo el mundo se beneficiará de ello». Es decir, que es probable que en la carrera del hombre contra las máquinas algunos ganen mientras muchos otros pierdan. En nuestra opinión, los traductores no serán de los que pierdan.
A pesar de la aparición en años recientes de múltiples herramientas de traducción automática gracias a los avances tecnológicos, el oficio del traductor sigue y seguirá siendo de vital importancia para las comunicaciones globalizadas. Luego de haber probado varias de estas herramientas en el pasado podemos concluir que ninguna máquina hasta ahora es capaz de traducir al idioma meta con la fidelidad y naturalidad que puede aportar el ser humano, y particularmente un traductor formado y con experiencia. Y es que los algoritmos cada vez más complejos que se han creado para tratar de sustituir el trabajo del traductor son poco certeros a la hora de traducir por ejemplo, expresiones propias del idioma origen o refranes populares que tienen su equivalente en distintas culturas pero usando otras palabras; tampoco logran modificar exitosamente la estructura gramatical de una frase para que pueda leerse con naturalidad en el idioma meta. Muchas veces tampoco tienen éxito cuando se trata de traducir términos con varias posibles acepciones que dependiendo del contexto requieren la escogencia de una u otra opción. Todas estas situaciones requieren un proceso de análisis a nivel contextual y lingüístico que solo un ser humano puede ejecutar.
Es posible que estas herramientas vayan perfeccionándose o afinándose con el tiempo. Pero en todo caso, estamos completamente seguros de que la inteligencia artificial a nivel lingüístico nunca podrá sustituir el valioso e importante aporte del traductor cuando se trata de transformar de forma precisa y natural un texto de un idioma a otro. Sin duda, y a pesar de que en el futuro las máquinas puedan llegar a tomar control sobre varios aspectos de nuestras vidas y de nuestros trabajos, el traductor, uno de los oficios más antiguos del mundo, logrará sobrevivir y continuará haciendo lo que mejor sabe hacer: seguir facilitando la comunicación de ideas entre distintos idiomas dentro de un mundo cada vez más globalizado.