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7 formas de aprovechar los hábitos para una mayor productividad

¿Te has puesto a pensar cuáles son tus hábitos actuales? Buenos o malos, todos tenemos hábitos. ¿Hacés tu cama todos los días? ¿En qué momento del día lo hacés? ¿Cuánta sal le ponés a tu comida? ¿Cuántas horas trabajás por día? ¿Cuál es tu rutina en las mañanas? ¿Qué cosas hacés siempre sin pensarlo? Estos son tus hábitos, es decir, tus prácticas habituales.

 

La razón por la que tenemos hábitos es básicamente para ahorrar energía mental. Después de repetir una tarea varias veces (o 21 días, como algunas teorías afirman) nuestra mente aprende a hacer lo mismo en automático.

Esa acción se convierte en un comportamiento que hacemos por defecto, como bañarse, manejar a casa o lavarse los dientes. Son cosas que aprendimos a hacer mucho tiempo atrás y que las hemos repetido tantas veces que ya podemos realizarlas efectivamente sin pensarlo.

 

¿Por qué esto es relevante? Bueno, es clave para nuestra productividad a nivel personal y empresarial. En el libro “Hábitos atómicos” de James Clear se explica que las personas más productivas y exitosas no son las que tienen más fuerza de voluntad, sino las que menos la ponen a prueba. Es decir que, si dependemos siempre de nuestra fuerza de voluntad para cumplir nuestras metas, cualquier día esa fuerza de voluntad puede fallarnos porque va de la mano con nuestro estado de ánimo, que es variable. En cambio, las tareas automatizadas o hábitos son una forma de hackear o programar nuestro cerebro para que haga tareas sin pensar.

 

A continuación, te damos 7 maneras de aprovechar el poder de los hábitos para mejorar tu productividad tanto en tu vida personal como laboral.

 

1)            Rediseñar tu espacio: el diseño del espacio en el que trabajamos o vivimos es clave para determinar lo que vamos a hacer en él. Por ejemplo, si tenés un frasco de galletas sobre tu mesa de noche y otro de almendras guardado en la alacena de la cocina, detrás de todos los condimentos ¿qué crees que vas a comer más a menudo? En el libro se mencionaba un muy buen ejemplo de cómo aprovechar esto a tu favor. Si te gustaría leer más antes de dormir, es buena idea que al hacer tu cama en la mañana, pongás un libro sobre tu almohada. De esta manera al volver a casa, habrá un libro esperándote para la hora de acostarte.

 

2)            Hacerlo obvio: esto nos lleva al segundo consejo, que es hacer una señal obvia. Si tenés que tomarte unas vitaminas todos los días después de desayunar, es más probable acordarte cuando dejás el tarro de vitaminas sobre tu desayunador, que si está guardado en tu mochila de ejercicio.

 

3)            Hacerlo sencillo: por otro lado, si quisieras hacer más ejercicio durante la semana, es más probable que vayás a un gimnasio que te queda de camino entre la oficina y tu casa, que a otro ubicado en el lado opuesto de la ciudad. Doble puntaje si llevabas la ropa de ejercicio en el carro, porque así no tendrías que volver a la casa a cambiarte y correr el riesgo de distraerte haciendo otra cosa.

 

4)            Hacerlo gratificante: si ordenar tu casa/oficina es algo que no te gusta, pero igual tenés que hacerlo, una buena idea es comenzar a realizar esta tarea escuchando tu música favorita o algún audio libro interesante para motivarte. De esta forma, ese tiempo será agradable y vas a comenzar a asociar la tarea de organizar tu espacio con algo que te gusta.

 

5)            Hacerlo atractivo: digamos que te gustaría comenzar a usar una agenda física para apuntar tus reuniones y compromisos más importantes. Es más probable que usés tu nueva agenda si comprás una que te parece bonita y lapiceros de colores que te ilusione usar, que si decidieras usar la agenda fea que te regalaron en el supermercado, llena de logos y publicidad de los productos.

 

6)            Ser específico: para establecer un nuevo hábito, es importante definir cuándo y cómo va a suceder, ya que si lo dejamos abierto puede que nunca lo hagamos. Por ejemplo, si quisieras reunirte con tu equipo de trabajo todas las semanas para ver resultados, es mejor ponerse de acuerdo y definir la reunión un día de la semana a una hora en específico, incluso usar siempre el mismo canal para la videollamada, que si lo dejan abierto para el momento en que todos puedan y a veces hacerla presencial, otras por zoom, otras veces por Google Meet, etc.

 

7)            Tener un espacio para cada cosa: esto es clave para las personas que hacen teletrabajo. Es importante tener un espacio que sea solo para trabajar y otro para descansar. Por ejemplo, si tenés la posibilidad de habilitar una habitación para que sea tu oficina, esto es ideal para que tu cuarto sea solo para el descanso. Si tu casa es muy pequeña podrías utilizar la mesa para trabajar y la cama para dormir, esto porque nuestro cerebro asocia los lugares con las actividades que realizamos ahí y de esta forma se prepara para el trabajo o el descanso.

 

 

Estas son algunas de las prácticas más efectivas que hemos utilizado como emprendedores en el sector de la traducción e interpretación para lograr nuestras metas tanto personales como profesionales y tener una vida balanceada. Te invitamos a probarlas y verás que también se adaptan a tu estilo de vida y rutina de trabajo.

 

No olvidés contarnos sobre tus resultados.

 

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