Antes de escribir acerca de la importancia (y evolución) de los idiomas en la diplomacia, me gustaría explicar brevemente el significado de la palabra diplomacia, ya que a pesar de ser un término común, la persona promedio no necesariamente está familiarizada con su significado correcto.
Es una de esas palabras que todos creemos conocer, pero que tal vez realmente no conocemos.
A grandes rasgos, y entre otras cosas, de acuerdo con Wikipedia la diplomacia es una profesión que tiene como objetivo representar y velar por los intereses de un Estado en relación a otro Estado u organismo internacional.
Me parece que con solo leer esa simple definición, queda clarísima la importancia de los idiomas dentro de esta disciplina, pues básicamente se trata de negociaciones y conversaciones entre dos partes. Y para esto, es indispensable el uso del idioma.
Desde la antigüedad, cuando emisarios llegaban a un territorio extranjero con el propósito de fortalecer relaciones económicas, sociales o políticas, lo primero que hacían era aprender el nuevo idioma y familiarizarse con las diferentes costumbres, para lograr entablar relaciones duraderas.
Hoy en día, el papel que juegan los idiomas en la diplomacia sigue siendo de gran importancia, ya que ayudan a lograr una mayor practicidad en las negociaciones, fomentan la agilidad en la comunicación y permiten que exista mayor claridad legal en el momento de constituir documentos.
Es tan importante su papel que existe una lengua diplomática oficial, un idioma por excelencia para conducir todas las relaciones políticas y diplomáticas. Y este, como todo en el mundo, ha ido evolucionando a través de los años, según cambios culturales y necesidades emergentes.
La primera lengua diplomática fue el latín. Se convirtió en el idioma oficial para la ejecución de asuntos religiosos, políticos y públicos para todo el continente europeo. Los tratados más importantes de la época fueron redactados en este idioma, que se mantuvo vigente hasta el siglo XVII como lengua diplomática.
Luego, las cosas cambiaron. Francia surgió como la potencia europea más influyente del momento, y con esto el francés se convirtió en el idioma de la diplomacia, título que mantuvo hasta mediados del siglo XX.
Y, aunque hoy por hoy el francés continúa siendo uno de los idiomas de trabajo más relevantes internacionalmente, ¿adivinen cuál idioma llegó a reemplazarlo como lengua diplomática principal?
Me imagino que varios adivinaron la respuesta correcta: el inglés.
Las razones me parecen bastante obvias.
Sin embargo, aunque hoy el inglés es la lengua más importante y relevante cuando se trata de relaciones diplomáticas, para las Naciones Unidas el multilingüismo es igual de válido y aceptado, razón por la cual ha declarado 5 idiomas “oficiales” de trabajo dentro de esa organización: inglés, francés, español, ruso y chino.
Los invito a profundizar más en la historia de los idiomas oficiales visitando este link: http://ask.un.org/es/faq/13553
Si algo nos ha dejado claro la historia, es que rara vez un idioma permanece inamovible como lengua diplomática oficial. La de hoy, no necesariamente será la de mañana.
Habiendo dicho esto, los dejo con una pregunta: ¿cuál creen que será la próxima lengua de la diplomacia?
¿EN CUÁL IDIOMA HABLA LA DIPLOMACIA?
Antes de escribir acerca de la importancia (y evolución) de los idiomas en la diplomacia, me gustaría explicar brevemente el significado de la palabra diplomacia, ya que a pesar de ser un término común, la persona promedio no necesariamente está familiarizada con su significado correcto.
Es una de esas palabras que todos creemos conocer, pero que tal vez realmente no conocemos.
A grandes rasgos, y entre otras cosas, de acuerdo con Wikipedia la diplomacia es una profesión que tiene como objetivo representar y velar por los intereses de un Estado en relación a otro Estado u organismo internacional.
Me parece que con solo leer esa simple definición, queda clarísima la importancia de los idiomas dentro de esta disciplina, pues básicamente se trata de negociaciones y conversaciones entre dos partes. Y para esto, es indispensable el uso del idioma.
Desde la antigüedad, cuando emisarios llegaban a un territorio extranjero con el propósito de fortalecer relaciones económicas, sociales o políticas, lo primero que hacían era aprender el nuevo idioma y familiarizarse con las diferentes costumbres, para lograr entablar relaciones duraderas.
Hoy en día, el papel que juegan los idiomas en la diplomacia sigue siendo de gran importancia, ya que ayudan a lograr una mayor practicidad en las negociaciones, fomentan la agilidad en la comunicación y permiten que exista mayor claridad legal en el momento de constituir documentos.
Es tan importante su papel que existe una lengua diplomática oficial, un idioma por excelencia para conducir todas las relaciones políticas y diplomáticas. Y este, como todo en el mundo, ha ido evolucionando a través de los años, según cambios culturales y necesidades emergentes.
La primera lengua diplomática fue el latín. Se convirtió en el idioma oficial para la ejecución de asuntos religiosos, políticos y públicos para todo el continente europeo. Los tratados más importantes de la época fueron redactados en este idioma, que se mantuvo vigente hasta el siglo XVII como lengua diplomática.
Luego, las cosas cambiaron. Francia surgió como la potencia europea más influyente del momento, y con esto el francés se convirtió en el idioma de la diplomacia, título que mantuvo hasta mediados del siglo XX.
Y, aunque hoy por hoy el francés continúa siendo uno de los idiomas de trabajo más relevantes internacionalmente, ¿adivinen cuál idioma llegó a reemplazarlo como lengua diplomática principal?
Me imagino que varios adivinaron la respuesta correcta: el inglés.
Las razones me parecen bastante obvias.
Sin embargo, aunque hoy el inglés es la lengua más importante y relevante cuando se trata de relaciones diplomáticas, para las Naciones Unidas el multilingüismo es igual de válido y aceptado, razón por la cual ha declarado 5 idiomas “oficiales” de trabajo dentro de esa organización: inglés, francés, español, ruso y chino.
Los invito a profundizar más en la historia de los idiomas oficiales visitando este link: http://ask.un.org/es/faq/13553
Si algo nos ha dejado claro la historia, es que rara vez un idioma permanece inamovible como lengua diplomática oficial. La de hoy, no necesariamente será la de mañana.
Habiendo dicho esto, los dejo con una pregunta: ¿cuál creen que será la próxima lengua de la diplomacia?
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